Organika es una sesión de improvisación con DJ set en vivo que funciona, a la vez, como cierre y apertura del taller La Acción de lo Continuo. Se concibe como un umbral: celebra lo transitado por quienes participaron durante el ciclo que concluye y ofrece un primer gesto de bienvenida a quienes se incorporarán al siguiente. Esta doble condición —despedida e inicio— la sitúa como un dispositivo de continuidad, de siembra y renovación.
Cuerpo, mapa y escucha
La sesión inaugural, que denominamos “semilla”, nos convocó a compartir un mapa: una suerte de tarot compuesto por imágenes que señalaban etapas, situaciones y estados de ánimo. Este mapa no propuso un itinerario lineal, sino un campo de referencias que permitió a cada participante encontrar anclajes para habitar la improvisación desde el presente.
El ejercicio retomó algunas etapas del Underscore de Nancy Stark Smith y la “pequeña danza” de Steve Paxton como detonantes para el movimiento. Estas referencias ofrecieron un terreno de exploración grupal que reconoció la improvisación como acto de memoria corporal y, al mismo tiempo, de invención.
La música en vivo, tejida por DJ Perra de las Diosas (Selma Ce), no fue mero acompañamiento: operó como atmósfera y pulso conductor, expandiendo la escucha y sosteniendo el diálogo entre cuerpos.
Explorar lo abierto
Organika habilita un espacio en el que:
cada participante puede delinear sus rutas personales de exploración;
la composición surge de la relación con el instante;
la exploración se valora como un camino legítimo de práctica;
se promueve el estar presentes y habitar la técnica desde lugares nuevos;
se renueva el entusiasmo por lo que hacemos.
Sin embargo, el carácter abierto de la sesión plantea interrogantes y desafíos dentro de la búsqueda pedagógica que propongo, lo muy abierto a veces puede convertirse en la pregunta. ¿Hacia dónde voy?Eso dependerá de su propio recorrido, porque cada quien puede llegar a tener sus propias rutas de exploración, sus preguntas y sus focos. La propuesta de que Organika sea algo abierto es precisamente para que, aunque al principio pueda resultar abrumador, de a poco y juntxs podamos sembrar esta semilla. Así, en nuestras diversas prácticas, podemos ir hacia lugares más concretos que, a su vez, nos ayuden a abrir nuevos universos: siempre algo que nos dé tierra para abrir.
Otros testimonios ilustran la diversidad de experiencias y cómo la sesión permitió conectar sensibilidad, técnica y presencia:
“Me encuentro siempre en los mismos lugares y me da miedo intentar cosas nuevas… pero la improvisación me da la oportunidad de ir a esos sitios incómodos y descubrir algo diferente.” — Nina
“Al principio lo intelectualizaba todo. Quería moverme distinto pero volvía a lo mismo… hasta que me solté y me dejé llevar por la música. Incluso el cansancio terminó bailando conmigo.” — Samiramis
“Guiarme por las sensaciones rompió con las estructuras del movimiento y me abrió a otros universos.” — Vivian
“Como no traigo formación en danza, me sentí libre: me dejé llevar por la música como si viajara entre paisajes sonoros, transitando planetas.” (...) “Improvisar te expone, pero cuando el espacio es seguro puedes abrirte y explorar sin miedo.” — Participante